Aprovechando el "puente" del 30 de Abril al 4 de Mayo un grupo formado por doce intrépidos y abigarrados viajeros, entre familiares y amigos, nos lanzamos a recorrer esta región francesa del Perigord, tierra de ciudades medievales, de castillos ubicados en altos roquedos sobre caudalosos rios, de cuevas prehistóricas, de asentamientos trogloditas, de enormes bosques de frondosos árboles y, gastronomía deliciosa ..... para los que gustan del pato y sus derivados.
Salimos de Bilbao el miércoles dia 30, y tras un "delicioso" paseo de cerca de 600 Kms. llegamos en un anochecer muy bonito, aunque bastante frio a Sarlat-la-Canèda, bonita ciudad medieval, capital del Perigord Negro, villa del arte y de la historia, donde teníamos cobijo en el Hotel de Compostelle .
Y aunque parezca mentira, teniendo en cuenta lo que son los gabachos, pudimos cenar a las 11 de la noche en un coqueto restoran, aunque la verdad sea dicha es que sirviendo al ritmo que lo hicieron en vez de cena podía haber sido comida. El caso es que pudimos iniciar sin prisas la cata de foie, confit, magret y todas esas exquisiteces con un amplio menú; menos mal porque a la salida hacía un frio siberiano, que aunque intentamos dar un paseo por el pueblo, nos mandó para el hotel a toda pastilla.
Al dia siguiente comenzamos la jornada con un paseo de "reconocimiento" por Sarlat, que al personal les gustó mucho y a continuación cogimos los coches e iniciamos una gira por los alrederores: La Roque Gageac, pueblecito delicioso empotrado debajo del roquedo junto al rio Dordoña, con su bonito castillo.
Un poco mas adelante Beynac, con su imponente castillo al borde del acantilado que se desploma sobre el pueblo y el rio, Lo malo fué que para ver el pueblo y el castillo con sus bonitas panorámicas sobre el valle nos tuvimos que meter entre pecho y espalda un considerable repecho, que hizo algo de mella en el personal.
Después de hacer un pic-nic sobre la marcha en Castelnaud (unos ibéricos y un poco de queso) para recuperar el resuello, visitamos su impresionante fortaleza, erigida en un promontorio mirando despectivamentre al rio, y su museo de armas medievales.
Para terminar el día nos dirigimos a los Jardines "suspendidos" de Marqueissac, para relizar un aparentemente suave paseo, que se convirtió en un teking en toda regla por unos bonitos bosques "colgados" de farallones rocosos sobre el río al lado de Beynac, y donde algún peregrino nos demostró sus cualidades. Por cierto el típico tejado de piedras del palacio de la entrada pesaba la nadería de 500 ... toneladas, así que meter la cabeza para ver el interior y salir corriendo, por si acaso.
Ya de vuelta, en Les Eyzies, centro de las cuevas trogloditas, tomamos un refrigerio en una terraza y aprovechamos para refrescar los quesos, tanto los comprados en el pueblo (a millón) como los del equipamiento de serie.
El viernes comenzamos la jornada saliendo hacia el norte para ver Terrasson, un bonito pueblo a orillas del rio Vézère, aunque es mas espectacular de noche, por su conseguida iluminación. Seguimos nuestro camino dirección norte para llegar hasta Hautefort con la inteción de visitar su enorme Chateau, monumento historico y uno de los mas prestigiosos de Francia, pero inexplicablemente tenía horario franchute y cerraba entre las 12,30 y las 2,00 y como nosotros "por casualidad" caimos a las 12,15 nos quedamos con las ganas de verlo, y los gabachos sin los casi 100 Euritos del grupo.
Ante tal desplante toda la troupe tomamos carretera y manta dirección noroeste con destino a Brantôme, llamada la Venecia del Perigord, con su renombrada Abadía sobre un meandro del rio Dronne y su romántico molino convertido en un exclusivo hotelito. En este lugar, a orillas del rio, rodeados de un enjambre de patos y patitos dimos buena cuenta de una "degustación" de ricos quesos, salchichones variados y patés típicos del pais.
Siguiendo el curso del Dronne hacia el sur llegamos al bucólico enclave de Bourdielles con su alto castillo sobre un espolón rocoso encima del rio. (Habrá que probar otro vez la bajada en canoa desde Brantôme hasta Bourdielles por el rio, que tiene toda la pinta de ser una delicia).
Una vez de vuelta en Sarlat y ante tal derroche de fuerzas nos vimos "obligados" a ir a cenar al coqueto restoran Le Présidial, situado en un exclusivo palacete que fué entre los siglos 17 y 18, sede de la justicia real y que tras laaaaaargos momentos de espera pudimos disfrutar de una excelente cena a un precio razonable que consiguió disipar las negras nubes acumuladas por la demora, sobre todo en el lado masculino.
Con la tripa llena, antes de ir a dormir, pudimos disfrutar de la nocturnidad, poco habitual en la Francia profunda, en una peculiar terraza tomando unos "presuntos" combinados, que permitieron elevar la moral de la tropa.
El sábado es día de mercado semanal en Sarlat, por lo que el grupo, especialmente el sector femenino se lanzó avidamente entre sus numerosos tenderetes para hacer acopio de suministros y poder aguantar la "fiebre del pato" hasta la próxima visita.
A mediodia arrancamos para visitar Rocamadour, un complejo de gran belleza, famoso por sus 7 capillas que componen el santuario de la Virgen Negra, incrustado en la ladera del acantilado de 150 mts. en el espectacular cañon del rio Alzou.
Desde el pueblo, en su parte baja, las casas y las iglesias se van superponiendo en vertical en un desafío al equilibro hasta llegar al castillo que corona este audaz "andamio".
Alli los componentes de nuestra expedición (al elegir el ascensor) dejaron de ganar las indulgencias que se obtienen al subir de rodillas los 216 escalones que conducen a la ciudad religiosa.
A la vuelta, de camino visitamos el bonito pueblo medieval de Martel y nos acercamos al castillo de Fenelon, que estaba cerrado por obras de restauración, por lo que, sin mas dilación nos reintegramos a la vida placentera de Sarlat, refrescos de rigor en una terracita, una buena cena en otro coqueto restaurante del pueblo y un digestivo o similar a "altas" horas de la noche.
El domingo nos despedimos con pena de Sarlat y del Perigord y nos fuimos a conocer Saint-Emilion bonito pueblo cercano a Burdeos, centro vitivinícola y patrimonio de la humanidad (una joya de piedra en un joyero de vides). Todo el pueblo es una exposición de vinos bordeleses, todo con un gusto exquisito, pero a unos precios extratosféricos, por lo que nos limitamos a mirar. Después de una comida, que en Bilbao sería de orden penal, pero eso si, en una bonita plaza y tomarnos una botella de agua de Bilbao (que los gabachos llaman Champagne) en una especie de cervecera, en una campa, emprendimos el definitivo retorno a casa.
Para ver mas fotos de esta excursión, pinchar:PERIGORD 2008
viernes, 9 de mayo de 2008
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3 comentarios:
Muy chuli.
Muy bonito el sitio, como os lo montais !!!.
Enhorabuena por tu blog !.
Very good!
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