jueves, 3 de mayo de 2012

Excursión por Francia (Charente Maritima)



Aprovechando que la fiesta del 1º de mayo caía en Martes y se formaba un puente de cuatro dias, el equipo formado este año por Mikel y Rosa, Patxi y Mª Angeles, Marisol y Merche , Marian y Yo, decidimos dar una vueltecita por la comarca francesa de Charente Maritime region atlántica por excelencia, con impresionantes forticaciones por doquier, construidas en su día (siglos 14º y 15º) para defenderse de los ingleses, que en aquella época debían de ser "muy malos" Para ello tomamos como sede  LA ROCHELLE.

Lo primero que hicimos fué reservar el hotel:                      
             (La Tour de Nesle)

No era como pa echar cohetes, las habitaciones muy corrientitas, pero no estaba mal, el precio era bueno y el desayuno muy bien y sobre todo una ubicación inmejorable, en el mismo puerto viejo con vistas a las torres que defienden su entrada.






Como eramos 8, en lugar de llevar dos coches, decidimos alquilar una furgoneta, asi fuimos todos juntos, en alegre camaradería, haciendo el viaje mas divertido.




Salimos de Bilbao, el Viernes a las 3,30 de la tarde, sin llover, y tras un par de paraditas llegamos a La Rochelle a la 9 de la noche, nos instalamos en el hotel y salimos a dar una vuelta y buscar un sitio para cenar, ya con los paraguas abiertos, no fué fácil, pues estos franceses son bastante setas y cierran la cocinas bastante pronto, al tercer o cuarto intento encontramos uno que nos dió de cenar "por los Pelos".


Al salir llovia de lo lindo, así que sin mas preámbulos nos fuimos para el catre.

El Sábado, nada mas levantarnos, mirar por la ventana !!lloviendo!! que mala pata, pero bueno ya íbamos advertidos por las predicciones meteorlógicas, así que bajamos tranquilamente a desayunar y a continuación nos fuimos a la Oficina de Turismo a recabar información de los alrededores, alli tomamos la decisión de dar una vuelta por la Isla de Rè, así que nos preparamos, porque además de llover, hacia fresquete, nos montamos en la furgo y hacia alli nos dirigimos, poniendo al mal tiempo buena cara.
Para entrar a la isla hay un puente, de peaje (8 Euracos) por vehículo, menos mal que solo llevamos uno, ja.ja.

La capital de la isla, San Martin de Ré es un encantador pueblo totalmente fortificado, 14 km. de murallas levantadas en el siglo XVII que todavia sigue intactas. El puerto está lleno de restaurantes y terrazas y las callejuelas colindantes con cantidad de tiendas, en fin un precioso conjunto que invita a pasear, pero con mejor tiempo !carajo! a nosotros no nos paró de llover en todo el dia, asi que paseamos por interiores, estuvimos visitando el mercado y ..... algo bueno teníamos que encontrar, por un módico (muy módico) precio nos comimos, a los que nos gustan, un montón de ostras.


Después de tomar un vermouhtcito llega la dificil tarea de encontrar un lugar idoneo para darle al bocata, pues seguia lloviendo, tras un montón de vueltas por los alrededores en Santa Maria de Ré, cerca de la plaza del pueblo encontramos un sitio resguardado con una marquesita donde pudimos hacer nuestro pic-nic, de pié, pero sin mojarnos, menos dá una piedra.


A continuación nos fuimos a La La Flotte, otro bonito pueblo a tomar un cafecito, unos y una copita, otros y tras este piscolavis nos dirigimos de vuelta hacia el puente para salir de la isla !Ah, por cierto! a la salida no cobran (vaya chollo).

De nuevo en el continente, como era pronto para volver "a casa" y
aunque seguia lloviendo, nos dirigimos hacia el norte a  Marsilly y  a
Esnandes, dos pueblos no muy lejanos. para visitar sus respectivas iglesias, que son de una construcción  muy singular y curiosa, en Marsilly nos cobraron 2 Euros por subir (a pié), no se cuantas escaleras para llegar al campanario y observar sus vistas, que tampoco son nada del otro mundo, y como el tiempo no estaba bueno, peor.




 Nos gustó mucho mas la de Esnandes, que también cobran por subir a su tejado almenado, no se cuanto, porque esta vez no
subimos.




Desde aquí si que nos fuimos directos de vuelta a La Rochelle, dejamos la furgo en el parking y nos dirigimos a la zona del puerto, entramos en uno de los bares mas emblemáticos de la zona, muy bonito,   con  tres plantas, donde nos encontramos trabajando una chica de Tenerife, que nos dió algunas referencias de donde poder cenar y hacia alli nos dirigimos, habia bastante gente por la zona, asi que nos costó un poco encontrar un sitio para los 8, pero al final lo conseguimos, y no cenamos nada mal por cierto, y el precio bastante razonable. Callejeamos un poco para bajar la cena, y entre que llovia y habia poco ambiente nos fuimos a la cama enseguida.


El Domingo, al levantarnos y  ver que no llovia y habia intervalos azules en el cielo, incluso algo de solete, se nos cambió la cara y bajamos a desayunar con mejor estado de ánimo. Este dia decidimos visitar por la mañana la Villa galo-romana de Saintes, con varios lugares de interés. Visitamos en primer lugar la iglesia de St. Euthrope, tanto la cripta como el templo, que por cierto es parada en el camino de Santiago,















desde aqui, como está bastante cerca nos fuimos dando un paseo hasta las ruinas del Anfiteatro, que como eran las 12,10 estaba cerrado, pero desde fuera se ve bastante bien, merece la pena.



Volvimos a coger la furgoneta y nos fuimos a visitar, en el otro extremo del pueblo, la Abadía des Dames, que es preciosa y nos gusto mucho.
Como cuando salimos estaba lloviendo un poco, aprovechamos para hacer un receso y tomar un aperitivo en un bar y de paso hacer una visitita al "Sr. Roca"

Antes de marcharnos de Saintes fuimos a ver el Arco del Triunfo de Adriano, ubicacdo en una plaza a la orilla del rio.
 
Aunque nos dejamos en el tintero algunas visitas (El Museo Romano, La Catedral de St. Pierre) no hay tiempo para todo, emprendimos viaje rumbo a la Isla de Olerón.

Como para llegar al puente que da acceso a esta isla hay que pasar muy cerquita de Marennes (Capital de la Ostra) no pudimos sustraernos ha hacer un pequeño desvio y visitar la zona, donde hay innumerables cultivos ostrícolas, amén de hacer una "pequeña cata" ya que era la hora ideal para el aperitivo.




Como eran ya cerca de las tres de la tarde y el aperitivo nos revolucionó los jugos gastricos, sin mas dilación buscamos (y encontramos enseguida) un sitio ideal para sacar el arcón de las viandas y proceder a la comida. El cielo estaba "entreverao" o sea nubes y claros, pero cuando estábamos en lo mejor, con el bocata y vaso de vino en la mano, se puso negro de repente y empezó a caer agua de lo lindo !no veas la que se armó! desbandada general, todo el mundo corriendo a resguardarse a la furgo, con los correspondientes daños colaterales (derrame de vino sobre los asientos) el caso es que al cuarto de hora lucía el sol otra vez, un mal trago.


Luego quedó una tarde muy buena, asi que aprovechamos y nos recorrimos practicamente toda la isla, visitamos el faro de Chassirón , el puerto de La Cortinière, dimos una vuelta por el pueblo de Saint Denis, paramos en varios puntos de la zona costera del sur de la isla.











Como no teníamos tiempo, nos faltó visitar Boyardville, y realizar la excursión en barco a Fort Boyard. Hay que dejar algo para el próximo viaje.

De camino de vuelta aprovechamos para hacer una rápida visita a Brouage, curiosa ciudad (mas bien, pueblo) amurallado del siglo XVI, que fué visitada por el rey Luis XIV, segun dice una inscripción en uno de sus muros.


 También vimos, cerca de Rochefort , un puente colgante de hierro, similar al nuestro de Portugalete, pero en pequeño, sobre el rio Charente.

Una vez en La Rochelle, unas vueltecitas por los alrededores del puerto y a cenar, que si te entretienes, no te dan en ningun sitio, paseito nocturno y a dormir.


El Lunes, por fin un dia bueno y esto, quieras que no, te carga las pilas de la moral a tope. Después del desayuno, el dueño, nos invitó a subir a la terraza de la azotea del hotel que tiene unas vistas extraordinarias de todo el entorno para poder sacar unas fotos, se lo agadecimos, y subimos

A continuación dedicamos la mañana a descubrir "en profundidad" la ciudad vieja, recorrimos sus peculiares calles, la mayoria de ellas aporticadas, ¿será por el mal tiempo frecuente? descubrimos sus rincones admirando la mezcla de edificios de arquitectura tradicional con otros monumentales de piedra, visitamos los mas emblemáticos e interesantes.

 El Ayuntamiento (es una joya), La Torre del Reloj, el Palacio de Justicia, La Bolsa, La Catedral, que es una mole que no dice nada por fuera, pero que por dentro no está mal, tiene unas bonitas vidreras.


Tras tomar un cafelito en el rococó Café de la Paix en la Plaza Verdún, nos fuimos hacia la playa y a visitar las tres torres de defensa del puerto, la de St. Nicolás, la de La Cadena y la de La Linterna, y todo su entorno.
















 Las visitamos por fuera, cobraban 6,50 E. por visitar una torre y 9,50 E. por la visita a las tres, no es que sea caro, pero, entre pitos y flautas, te lleva mas de hora y media y teníamos otros planes.

Fuimos a por la furgo, embarcamos, y nos dirigimos otra vez a la Isla de Ré, primero comer y luego visitar de nuevo los lugares de interés, pero esta vez con buen tiempo.

La comida, en plan Pic-Nic, la realizamos en un área al lado de una playa a las puertas de la fortaleza de San Martín, un sitio de lujo.


A continuación nos fuimos andando hasta el centro del pueblo a lo largo de la muralla sobre el mar, un paseito, y pudimos "admirar" en el trayeto a los famosos burros con culote típicos del lugar.



Despues de tomar un café en la zona del puerto y zapatear por sus calles aledañas, llenas de tiendas, casi todas de "turistadas" volvimos hasta la furgo, otro paseito, para dirigirnos a ver el Faro des Baleines  y sus alrederores.

 














Cuando regresamos a La Rochelle, ya estaba anocheciendo asi que de nuevo emprendimos la "dificil tarea" dada la hora, de buscar un sitio para cenar, pero lo encontramos.

 
Acabamos un poco tarde, del horario francés claro, y al salir como hacia un calor muy raro (o sea frio) y visto lo visto, el ambiente nocturno de dias anteriores nos fuimos poco a poco pero directamente al Hotel. 

El Martes: Como era el último día y hacia bastante bueno, habia que aprovecharlo al máximo, así que desayunamos, recogimos los bártulos y después de pagar la cuenta y cargar la furgo nos pusimos rumbo a Rochefort, villa con un arsenal maritimo importantísimo, el mas prestigioso astillero francés de su época  y que nos propusimos visitar


Empezamos por la Cordelería Real, un impresionante edifico de mas de 370 mt. de longitud, construido en tiempos de Luis XIV, donde se fabricaban todos los cordajes y cadenas de los barcos de guerra de aquella época, continuamos la visita por los diques y darsenas cercanos, en uno de ellos, desde hace varios años se está contruyendo una réplica de la fragata Hermione, con la que, en su día (1.780) Lafayette cruzó el atlántico rumbo a Canadá.

Salimos de todo este "montaje" por la grandiosa puerta que está al lado de Museo de la Marina y nos adentramos en el pueblo, dimos un pequeño paseo (habia mercadillo) y visitamos por fuera la casa del marino y escritor Pierre Loti. hoy convertida en museo.


Desandando lo andado, regresamos tranquilamente al parking de la Cordeleria donde habíamos dejado aparcada la furgoneta y nos pusimos de viaje dirección Sur, de camino, antes de llegar a Saintes se encuentra, en medio de un bosque milenario el precioso palacio de La Roche Courbon, con sus magnificos jardines,  y que no pudimos pasar sin dejar de verlo.















En los aledaños del palacio, dando un paseito de unos 800 mt. por el bosque hay un enclave con una serie de cuevas donde se han encontrado vestigios prehistóricos, pues hasta alli nos fuimos, ya que formaba parte de las visitas incluidas en el precio de la entrada.

Acabada esta visita, cogimos la autopista dirección Burdeos, paramos en un aréa de descando la mar de chula, a dar cuenta de la últimas viandas y cuando terminamos, rumbo a España, a casita.

Para ver mas fotos de la excursión: Pincha Aqui....LA ROCHELLE