Ayer Miércoles aprovechando que el amigo Fernándo (Mander) tenía vacaciones programamos, él y yo, una salida a la montaña. No teníamos muy claro a que zona dirigirnos, y entre tres opciones que barajamos, al final nos decidimos por subir al Porracolina, una de las principales cumbres de los montes pasiegos
A su cima se puede acceder por varias vertientes, ya que sus laderas discurren por terreno totalmente despejado y sin maleza ni arbolado, que no encierra ningún peligro en días despejados, pero si dureza, ya que nos vamos a encontrar con fuerte pendientes.
Nosotros escogimos la vertiente de San Roque de Rio Miera, que es el pueblo que está justo debajo del Porracolina y desde donde parte la ruta mas corta y directa hasta su cumbre.
Asi que en el coche cogimos la autopista hasta Solares y seguimos por la carretera a Liérganes y de alli dirección a San Roque de Rio Miera, unos 500 mts. antes de llegar a este pueblo, a la izquierda, tomamos una carretera que se dirige hacia Calseca y Valdició y seguimos por el ramal que sinuosamente va ascendiendo por el barranco de Calseca, tras ascender unos tres kilómetros, dejamos atrás las cabañas de La Secanta y nos encontramos un cruce a nuestra derecha, en una pronunciada curva, donde comienza una pista sin asfaltar que lleva hasta Bustablado, esta marcado con un rústico letrero.
Tomamos esta pista, que es de reciente construcción y está en muy buenas condiciones para transitar con turismos, durante unos 500 mts. aproximadamente y aparcamos a un lado como podemos, ya que no sobra el espacio.
En este lugar, desde donde se divisa la cumbre a lo lejos, comenzamos a caminar, en principio acometemos un pequeño descenso hasta llegar a las inmediaciones de una cabaña aislada situada junto a la pared de roca. De alli subimos por el evidente barranco bastante pendiente que conserva vestigios de un camino y llegamos a un bonito paraje de prados, donde encontramos numerosas cabañas, y que se conoce con el nombre de El Mortero. La cumbre se encuentra a nuestra derecha, justo encima de nosotros.
Seguimos de frente por una herbosa ladera en la que no nos encontramos con ningún camino, por lo que trazamos nuestra propia ruta, hasta alcanzar el collado de Pipiones, en donde enlazamos con las rutas procedentes de Asón y de Bustablado.
En este punto giramos a nuestra derecha y comenzamos un flanqueo ascendente por un marcado camino, muy llevadero, ya que su pendiente es bastante suave, que nos deposita en el escalón superior, que es un amplio collado con una especie de planicie desde donde arranca la subida final por la arista de tierra con alguna piedra, bastante ancha, que nos lleva hasta la cumbre sin ninguna dificultad (habrá que prestar mucha atención en este tramo en invierno con nieve, posiblemente helada).
Desde el coche hicimos un desnivel aproximado de 750 mts. e invertimos 1 hora 45 minutos, tuvimos un dia bastante bueno para andar, cielo con nubes altas, buena temperatura y ausencia total de viento, aunque en la cumbre se formaban de vez en cuando unos pequeños golpes de niebla que iban y venían. En el tramo final encontramos un poco de nieve blanda, restos de la primera nevada del año.
En la cumbre disfrutamos de una de las mejores vistas de Cantabria, por un lado Santander y el Mar Cantábrico, por otro Mullir y Mortillano, por otro Peña Lusa, Las Motas y Castro Valnera, en fin una maravilla. Después de permanecer en esta atalaya unos 45 minutos, reponiendo fuerzas con unos frutos secos y un trago de agua y sacando las fotos de rigor, incluso haciendo una visita a la cumbre secundaria, emprendimos la bajada por la misma ruta por donde subimos.
LLegamos al coche y tras cambiarnos, emprendimos el regreso, pero en lugar de volver a San Roque de Rio Miera, decidimos seguir por la pista dirección a Bustablado. Decisión acertada ya que este itinerario atraviesa por unos parajes, tanto de montaña como de bosques de una belleza singular, aprovechamos uno de ellos para comer el bocata con un traguito de la bota. Tomamos un café en Arredondo y volvimos por el valle de Ruesga hasta Ramales y en Colindres cogimos la autopista hasta Bilbao.
Flickr: Fotos de potongoplus
Para ver mas fotos pincha aqui:
viernes, 30 de noviembre de 2007
martes, 27 de noviembre de 2007
Día en La Rioja
Hacía tiempo que, en la cuadrilla, teníamos ganas de pasar un día en LA RIOJA, visitar una bodega, degustar sus vinos y comer un poco de cordero.
Asi que aprovechando que nuestro amigo Iñaki tiene un primo (José Mari) que trabaja en la bodega de López Heredia (Tondonia), contactamos con el para concertar una visita, que se programó para el día de hoy. Dado que esta bodega no se prodiga mucho (mas bién poco) en dar de comer a sus visitantes que no sean vip's, reservamos asi mismo la comida en el restaurante Casa Terete.
Para realizar el viaje pensamos contratar un autobusillo, de esos pequeños, de 25 plazas, pero como el grupo definitivo resultó ser de 12 personas decidimos ir en tres de nuestros coches particulares.
La visita estaba concertada a las 11 de la mañana, así que quedamos todos en El Sagrado Corazón para salir a las 9,30.
Arrancamos puntuales, a la hora prevista,Pepe, Txus, Txorti y Benito, en el coche de Pepe, Baldús, Iñaki Castañeda, Andrés y Luisfer, en el coche de Baldús, y Mikel Aburto, Mikel Zugazabeitia y yo (Pablo), en mi coche.
Tras realizar el viaje tranquilamente por la autopista hasta Haro en poco más de una hora, nos juntamos todos en el aparcamiento a la entrada de la bodega. Alli nos estaba esperando José Mari, el primo de Iñaki, que iba a ser nuestro anfitrión y guia en la visita y que nos llevó rapidamente, ya que en la calle hacía bastante frio, a un coqueto pabellón, construido con una mezcla de estilos, moderno y antiguo muy conseguido, que es digamos "la tienda" donde la bodega vende sus productos a todo el que por allí se acerque y que además hace las veces de recepción y punto de partida de las visitas.
Nos enseñaron en primer lugar el museo de la bodega, donde esta recopilada la historia de la misma, desde su fundación en 1877, origen de las fincas, que dan nombre a sus vinos, procedencia de sus primeras cepas y su evolución hasta hoy, modos de trabajo de antaño y de ahora, también se recoge la historia de las diferente generaciones de la familia López Heredia, desde su fundador D. Rafael hasta sus nietos y actuales directores.
Todo esto se puede ver documentado con numerosos escritos, planos, fotografias y un sinfín de aperos, herramientas y utensilios utilizados en la bodega en sus mas de 100 años de existencia.
Nos pareció muy curioso e interesante y sobre todo muy didáctico.
Después de este primer contacto con el pasado y los recuerdos nos fuimos a ver lo que es la bodega en si y conocer la elaboración y almacenamiento para su evolución de los vinos de las diferentes marcas que comercializan.
José Mari, nuestro guia nos explicó como se transportan las uvas desde las viñas hasta el lugar donde se despalillan, como pasan los granos, ya que no se prensan, a los depósitos para su fermentación, etc. Aqui todo es madera, no hay ni un solo depósito de acero inoxidable ni fibra de vidrio.
Utilizan solamente roble americano, tanto para los depósitos como para las barricas, que fabrican en la misma bodega, ya que tienen su propia tonelería. Estas barricas las utilizan durante mucho tiempo, ya que es política característica de esta casa envejecer sus vinos en barricas muy viejas.
Esta bodega elabora generalmente reservas (Tondonia y Bosconia) solo elabora un crianza (Viña Cubillo). Nos explicaron todo el proceso de elaboración de estos vinos, desde que fermentan en los depósitos, de como pasan a las barricas, el tiempo que permanecen en ellas, hasta como se trasiegan para su afinamiento. En las añadas que ellos consideran buenas también destinan una parte para elaborar grandes reservas, nos explicaron el proceso de clarificación de estos vinos por medio de claras de huevo. Todo ello hasta que pasan a las botellas para permanecer "durmiendo" hasta el momento de su consumo.
Visitamos sus calados subterráneos, cuyas galerías conducen hasta el cauce del Ebro, en ellos se almacenan miles y miles de botellas esperando su momento de salir al mercado. En el centro de los mismos se encuentra El Cementerio, denominado así por sus característicos nichos, donde se encuentran las añadas mas antiguas con sus vinos mas emblemáticos. En esta estancia se encuentra una gran mesa redonda, presidida por una viejísima cepa. Aqui se realizan las comidas con los visitantes ilustres, nos comentó José Mari que por ese lugar han pasado, el Rey, el Príncipe, diferentes artistas de cine y algún que otro vip.
Todas esta estancias están "lujosamente decoradas" con mohos y telarañas centenarias, que además de "decorar" cumplen otra importante misión. Los mohos mantener una humedad constante y las telarañas mantienen a raya a los insectos que puedan merodear por la zona.
Seguidamente pasamos de la teórica a la práctica y en una sala destinada a tal efecto (que antaño fué un frontón) degustamos los ricos caldos que aquí elaboran, acompañados de un tentempié ofrecido por la bodega (y unos cacahuetes, que llevó Luisfer). Comenzamos con un blanco, de crianza, de unos 14 años, que nos sorprendió a todos y seguimos con el conocido Tondonia y menos conocido Bosconia. Hubo división de opiniones a unos les gustó mas el Tondonia y a otros el Bosconia, pero con mi "gran experiencia" puedo decir que los dos estaban muy buenos. Ah también probamos un rosado así mismo de crianza que estaba muy rico.
Aquí se dió por terminada la visita, volvimos a la tienda-recepción donde comenzamos, cada uno hizo las compras que quiso y nos despedimos efusivamente de José Mari, nuestro anfitrión, guia y a la vez primo de Iñaki, que por cierto, nos trató de maravilla y el personal salió encantado.
Acto seguido, como "la gusa" apretaba nos fuimos a Haro y en Casa Terete (todo un clásico) degustamos, en buena armonía los 12 (como los apóstoles) el menú que nos habían preparado consistente en Menestra de Verdura y Cordero asado con Ensalada y regado con su correspondiente vino, que no era como el de la visita a la bodega, pero se dejaba beber.
Terminado este "protocolario acto" de la comida, antes de marchar hicimos una visita a la pequeña bodega que el restaurante tiene en sus bajos y salimos a tomar el aire a la plaza. Nos tomamos un trago en El Suizo, nos cogimos los coches y carretera pa'Bilbao.
Y colorín colorado, un dia de P.. M.. se acabó
Ah casi se me olvida para intentar perpetuar este día en nuestro recuerdo, comprados un par de décimos de loteria de Navidad (Núm. 65596) a ver si lo logramos.
Asi que aprovechando que nuestro amigo Iñaki tiene un primo (José Mari) que trabaja en la bodega de López Heredia (Tondonia), contactamos con el para concertar una visita, que se programó para el día de hoy. Dado que esta bodega no se prodiga mucho (mas bién poco) en dar de comer a sus visitantes que no sean vip's, reservamos asi mismo la comida en el restaurante Casa Terete.
Para realizar el viaje pensamos contratar un autobusillo, de esos pequeños, de 25 plazas, pero como el grupo definitivo resultó ser de 12 personas decidimos ir en tres de nuestros coches particulares.
La visita estaba concertada a las 11 de la mañana, así que quedamos todos en El Sagrado Corazón para salir a las 9,30.
Arrancamos puntuales, a la hora prevista,Pepe, Txus, Txorti y Benito, en el coche de Pepe, Baldús, Iñaki Castañeda, Andrés y Luisfer, en el coche de Baldús, y Mikel Aburto, Mikel Zugazabeitia y yo (Pablo), en mi coche.
Tras realizar el viaje tranquilamente por la autopista hasta Haro en poco más de una hora, nos juntamos todos en el aparcamiento a la entrada de la bodega. Alli nos estaba esperando José Mari, el primo de Iñaki, que iba a ser nuestro anfitrión y guia en la visita y que nos llevó rapidamente, ya que en la calle hacía bastante frio, a un coqueto pabellón, construido con una mezcla de estilos, moderno y antiguo muy conseguido, que es digamos "la tienda" donde la bodega vende sus productos a todo el que por allí se acerque y que además hace las veces de recepción y punto de partida de las visitas.
Nos enseñaron en primer lugar el museo de la bodega, donde esta recopilada la historia de la misma, desde su fundación en 1877, origen de las fincas, que dan nombre a sus vinos, procedencia de sus primeras cepas y su evolución hasta hoy, modos de trabajo de antaño y de ahora, también se recoge la historia de las diferente generaciones de la familia López Heredia, desde su fundador D. Rafael hasta sus nietos y actuales directores.
Todo esto se puede ver documentado con numerosos escritos, planos, fotografias y un sinfín de aperos, herramientas y utensilios utilizados en la bodega en sus mas de 100 años de existencia.
Nos pareció muy curioso e interesante y sobre todo muy didáctico.
Después de este primer contacto con el pasado y los recuerdos nos fuimos a ver lo que es la bodega en si y conocer la elaboración y almacenamiento para su evolución de los vinos de las diferentes marcas que comercializan.
José Mari, nuestro guia nos explicó como se transportan las uvas desde las viñas hasta el lugar donde se despalillan, como pasan los granos, ya que no se prensan, a los depósitos para su fermentación, etc. Aqui todo es madera, no hay ni un solo depósito de acero inoxidable ni fibra de vidrio.
Utilizan solamente roble americano, tanto para los depósitos como para las barricas, que fabrican en la misma bodega, ya que tienen su propia tonelería. Estas barricas las utilizan durante mucho tiempo, ya que es política característica de esta casa envejecer sus vinos en barricas muy viejas.
Esta bodega elabora generalmente reservas (Tondonia y Bosconia) solo elabora un crianza (Viña Cubillo). Nos explicaron todo el proceso de elaboración de estos vinos, desde que fermentan en los depósitos, de como pasan a las barricas, el tiempo que permanecen en ellas, hasta como se trasiegan para su afinamiento. En las añadas que ellos consideran buenas también destinan una parte para elaborar grandes reservas, nos explicaron el proceso de clarificación de estos vinos por medio de claras de huevo. Todo ello hasta que pasan a las botellas para permanecer "durmiendo" hasta el momento de su consumo.
Visitamos sus calados subterráneos, cuyas galerías conducen hasta el cauce del Ebro, en ellos se almacenan miles y miles de botellas esperando su momento de salir al mercado. En el centro de los mismos se encuentra El Cementerio, denominado así por sus característicos nichos, donde se encuentran las añadas mas antiguas con sus vinos mas emblemáticos. En esta estancia se encuentra una gran mesa redonda, presidida por una viejísima cepa. Aqui se realizan las comidas con los visitantes ilustres, nos comentó José Mari que por ese lugar han pasado, el Rey, el Príncipe, diferentes artistas de cine y algún que otro vip.
Todas esta estancias están "lujosamente decoradas" con mohos y telarañas centenarias, que además de "decorar" cumplen otra importante misión. Los mohos mantener una humedad constante y las telarañas mantienen a raya a los insectos que puedan merodear por la zona.
Seguidamente pasamos de la teórica a la práctica y en una sala destinada a tal efecto (que antaño fué un frontón) degustamos los ricos caldos que aquí elaboran, acompañados de un tentempié ofrecido por la bodega (y unos cacahuetes, que llevó Luisfer). Comenzamos con un blanco, de crianza, de unos 14 años, que nos sorprendió a todos y seguimos con el conocido Tondonia y menos conocido Bosconia. Hubo división de opiniones a unos les gustó mas el Tondonia y a otros el Bosconia, pero con mi "gran experiencia" puedo decir que los dos estaban muy buenos. Ah también probamos un rosado así mismo de crianza que estaba muy rico.
Aquí se dió por terminada la visita, volvimos a la tienda-recepción donde comenzamos, cada uno hizo las compras que quiso y nos despedimos efusivamente de José Mari, nuestro anfitrión, guia y a la vez primo de Iñaki, que por cierto, nos trató de maravilla y el personal salió encantado.
Acto seguido, como "la gusa" apretaba nos fuimos a Haro y en Casa Terete (todo un clásico) degustamos, en buena armonía los 12 (como los apóstoles) el menú que nos habían preparado consistente en Menestra de Verdura y Cordero asado con Ensalada y regado con su correspondiente vino, que no era como el de la visita a la bodega, pero se dejaba beber.
Terminado este "protocolario acto" de la comida, antes de marchar hicimos una visita a la pequeña bodega que el restaurante tiene en sus bajos y salimos a tomar el aire a la plaza. Nos tomamos un trago en El Suizo, nos cogimos los coches y carretera pa'Bilbao.
Y colorín colorado, un dia de P.. M.. se acabó
Ah casi se me olvida para intentar perpetuar este día en nuestro recuerdo, comprados un par de décimos de loteria de Navidad (Núm. 65596) a ver si lo logramos.
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