Como teníamos todo el día por delante, no madrugamos mucho, quedamos en Deusto a la 8,30 de la mañana, cargamos las mochilas en el coche y cogimos la autopista, dirección Vitoria, camino de Huarte-Araquil para ascender hasta el aparcamiento de Guardetxe y empezar desde allí la andadura.
Tras los preparativos de rigor, calzarse las botas, quitar de las mochilas el peso innecesario, etc., a las 10,30 h. comenzamos a caminar, cruzamos la barrera que impide el paso a los vehículos y cogimos la pista que se adentra en el bosque con dirección "p'arriba".
No llevamos demasiado tiempo caminando, disfrutando del entorno y del canto de los pajaritos, cuando nos encotramos con una cuadrilla de amigos que andaban por allí pululando, nos saludamos cortesmente,
pero como ya teníamos jamón para los bocatas, dejamos que ellos siguieran a su bola y nosotros nos fuimos a la nuestra.
Seguimos quemando kilometros por la pista, a buen ritmo, a medida que ibamos cogiendo altura, ibamos encontrando mas vestigios de las últimas nevadas, de hecho tuvimos que atravesar mas de un nevero en las partes sombrías del camino.
Ya por fin dejamos atrás el bosque y nos adentramos en la pradera y sin pasar mucho tiempo, empezamos a divisar a lo lejos nuestro objetivo, el IRUMUGARRIETA.
Tuvimos la suerte de pillar un dia de primera, temperatura bastante agradable, ausencia de viento, la visibilidad bastante buena, así que estuvimos un buen rato dedicándonos a la contemplación sin ningún tipo de agobio, comimos un poco de fruta y unas chocolatinas para engañar al estómago y sacamos las instantáneas de rigor antes de iniciar el descenso.
La bajada la realizamos por una ruta diferentes, dimos un poco mas de vuelta para pasar por los refugios y la fuente de Igaratza, antes de retomar de nuevo la pista por la que subimos y que nos llevó de nuevo hasta el aparcamiento de Guardetxe.
LLegamos al coche a las 2,40 h. por lo que el tiempo total invertido en la excursión fué de 4 horas y 10 minutos.
Rápidamente nos cambiamos de calzado y nos dirigimos hasta la especie de refugio que hay en los bajos del monasterio de San Miguel, que por cierto, está muy bién, con mesas y bancos, incluso máquinas de refrescos y de café.
En ese lugar tan cómodo y acogedor, dimos buena cuenta de nuestras viandas, pués el hambre ya apretaba, jamón, chorizo, cabeza de jabalí, sardinillas (todo muy rico) acompañado de unos buenos tragos de la bota.
Seguidamente hicimos una visita a la iglesia del monasterio, ya puestos, y sin mas demora, pues empezaba a hacer fresquete, nos montamos en el coche y emprendimos el viaje de regreso a Bilbao.
Para ver todas las fotos. Picha AQUI: ARALAR Marzo-2014